y yo soy...
Me llamo Silvia y quiero contarte cuál es mi historia, porque seguramente, no somos muy distintas la una de la otra.
Quiero que te sientas cerquita de mí y por eso me abro a contarte mi historia, pues podrás resonar seguramente, con muchas partes de ellas.
hice un compromiso conmigo misma: rellenar mis grietas con oro
Soy una mujer como tú, vulnerable, sensible, que desea sentirse querida y que tiene heridas y traumas emocionales
Soy una mujer como tú, vulnerable, sensible, que desea sentirse querida y que tiene heridas y traumas emocionales.
Soy una mujer como tú, vulnerable, sensible, que desea sentirse querida y que tiene heridas y traumas emocionales.
Soy hipersensible y mi cuerpo me avisa como una brújula cuando mi sistema nervioso no se siente a salvo.
Pasé por una endometriosis severa que me cambió la vida y que me regaló el poder vivirme de otra manera: desde la calma, el autocuidado y que también me ayudó a cambiar mis hábitos de vida, mi alimentación, a nutrir mis pensamientos y mi alma, desde un lugar más amable y respetuoso conmigo.
Siempre he sido la niña buena, la que no se enfadaba (las niñas buenas no lo hacen), complaciente, estudiosa y me perdía a mi misma en el otro y la búsqueda de su reconocimiento. Sentía que valía si hacía algo y por eso era la mejor estudiante, la que más trabajaba, la que llevaba mil proyectos a la vez. Yo podía con todo y nunca pedía ayuda. Me inculcaron que la vida trataba de un esfuerzo constante, para conseguir lo que fuese, incluso amor. Sólo con ser, no era suficiente. «Tenía qué» hacer.
Buscaba el reconocimiento de los demás a través de esto. Y me olvidaba de mí, poniendo el foco fuera. Así, mi abismo interno se hacía cada vez más grande, a la par que mi ansiedad. Y yo no me daba ni cuenta. Ahora miro atrás y desde que me recuerdo, he vivido con angustia, ansiedad, desconectada de mí, de mi cuerpo y con la mente llena de pensamientos negativos.
Todo ese cúmulo de dolor, de enfado no expresado, de no sentirme válida, ni suficiente, se acumuló en mis ovarios y aparecieron los quistes.
No tuve diagnóstico hasta la primera operación. Endometriosis grado IV.
Paralizada una semana al mes por los dolores insoportables de la menstruación, con quistes descomunales en mis ovarios, con la tripa inflada como una embarazada. Y luego vinieron las operaciones y la frustración de: ¡¡esto nunca se acaba!!
Tras la primera operación y extirpación del ovario izquierdo (con 36 años) me adentré en el mundo del Reiki y la Naturopatía. Mi objetivo era cuidarme yo. Primero cambié mi alimentación pues a pesar de que yo creía que era saludable, no era la alimentación más adecuada para mí teniendo endometriosis. Empecé a hacer deporte, a bajar el ritmo y así, comenzó la mejoría. Has leído bien: mejoría. Únicamente.
Tenía nuevos quistes (aparecieron a los dos meses de la primera operación) pero estos no crecían. Iba buscando y probando nuevas herramientas y parecía que todo iba por muy buen camino. Técnica que probaba, técnica en la que me formaba. Acupuntura, Biomagnetismo…
Y ante un evento estresante a nivel sentimental, uno de mis quistes casi duplica su tamaño en tan sólo una semana
Pasó de 8 cm a poco más de 13 cm. Segunda operación rápidamente. Esta vez estaba pegado en el ovario derecho y , afortunadamente, pudieron salvarlo.
Y ahí en la camilla del hospital fue cuando me planteé lo que estaba pasando y fui consciente de que sólo estaba ocupándome del plano físico y no me estaba ocupando ni de mi ansiedad, ni de mis emociones, ni de mis pensamientos destructivos y negativos, ni de los traumas vividos, etc.
Y ahí empezó la siguiente parte. Aunque ya había estado en terapia años atrás, ahora empecé con la terapia sistémica, la Gestatl, las flores de Bach, la meditación, comencé a indagar en las constelaciones y en mi linaje materno. Y entonces sí, la enfermedad se silenció para siempre.
A día de hoy ni rastro de la Endo y, no sólo tengo calidad de vida, sino que me siento conectada a mi cuerpo, a mi ser, valido lo que siento, lo expreso con amor y no me quedo en lugares que no son para mí. Soy una diosa, me equivoco, me caigo, me levanto y me honro cada día por ser cómo soy, como así, es suficiente.
Y si mi sistema nervioso regulado y yo me siento en calma y cada día me llevo mejor conmigo misma.
En mi cotidiano, me reservo momentos para mi y conectando con mi útero, mi corazón y me dejo sentir.
Es un camino lento, de fondo. El único camino que realmente sana. No valen atajos, ya lo has visto.
Decidí elegirme a mí, elegir la vida, sintiendo que a partir de ahora podría ser todo distinto
En un Alma en Kalma todo se regula y fluye
Mi menstruación ahora es regular: cada 28 días, dura 4 días con un flujo moderado, sin dolor ni molestias de ningún otro tipo, ni inflamación. Y lo más importante, desde entonces, no he vuelto a tener ningún quiste (endometriomas) Vivo mi menstruación con agradecimiento, conectándome con ella, y dando las gracias a mi cuerpo.
Mis hormonas están equilibradas y mi alma está en calma la mayor parte del tiempo. Paso por periodos complicados como todo ser humano de este planeta, y ahí es cuando me atiendo, me escucho, me doy mi espacio y acompaño a mi niña herida con amor y le doy todo el apoyo y la suavidad que ella no tuvo.
Te escribo estas líneas con emoción, la emoción que me invade de gozo y alegría al saber que todo pasa y que estamos en el camino transitando nuestros malestares físicos y emocionales, que no son otra cosa que fruto de las heridas del corazón.
Y así, sin dame cuenta, empecé a ser yo quien acompañaba a otras mujeres en su proceso desde el cuerpo, la mente y las emociones.
Esta es mi historia..
Ya puedes apuntarte a mi
Programa
MMK
Este programa: Mujeres que menstrúan en kalma, está dirigido a ti mujer, que te duele menstruar o que tienes diagnóstico de endo o lo sospechas por los síntomas.
A ti que quieres sanar desde la raíz, el dolor físico, el malestar emocional que te invade el útero y el corazón y vivir desde la calma y conectada con tus ciclos y tu cuerpo desde un lugar más suave y amoroso.
puedes vivirte de forma distinta, no dejes que nadie te diga lo contrario
15 COSAS DE MÍ QUE NO SABES
LO QUE SIENTE TU CORAZÓN Y NO SE EXPRESA, SE GUARDA EN TU ÚTERO
De mi historia, gesté y parí
Alma en Kalma y estoy enamorada de mi criatura. Dicen que de los barros y lodos más profundos crecen los lotos más hermosos.
Tú también puedes ver crecer tu loto y estoy aquí para darte la mano.